12/12/10

El poder del cambio de Denkô Mesa,

Un maestro paseaba por un bosque con su fiel discípulo, cuando a lo lejos vio un sitio de apariencia pobre y decidió hacer una breve visita. Una vez allí, pidieron comprobar (constatar la pobreza del lugar y de sus habitantes, una pareja y sus tres hijos. Vivían en una casa de madera, vestidos con ropas, rasgadas de viejas y descalzos. El  maestro se aproximó al hombre y le pregunto:

-Aquí no existen posibilidades de trabajo, ni tampoco hay comercios. ¿Cómo se las arreglan para poder sobrevivir en este lugar?

-Amigo mío- respondió calmadamente el hombre-, tenemos una vaca que nos da varios litros de leche diarios. Una parte la producción la vendemos o la cambiamos por otros alimentos en el pueblo de al lado. Con la otra parte de la leche que nos da la vaca, elaboramos queso y mantequilla para nuestro consumo y es así como vamos sobreviviendo.

El sabio agradeció la información, contempló por un momento el lugar, se despidió del hombre y de su familia y se fue. En medio del camino, se giró hacia su fiel alumno y le ordenó:

-Regresa a la casa de la familia y roba la vaca.

EL joven miró al maestro con espanto y protestó la orden. La vaca era el único medio de subsistencia de esa familia. Pero como percibió el silencio absoluto del  maestro, cumplió temeroso la orden y robó la vaca. Aquel hecho quedó grabado en su memoria durante años.
 Un día el joven decidió dejar a su maestro y regresar a aquel lugar para contar lo sucedido a la familia, pedir perdón y ofrecerles su ayuda. A medida que se aproximaba al lugar, comprobó que todo había cambiado: había árboles florecidos, una bonita casa en lugar de la casucha de madera y niños jugando en el jardín. El joven se sintió triste y desesperado, ya que supuso que aquella humilde familia había tenido que vender el terreno para sobrevivir. Aceleró el paso y, cuando llego, lo recibió un hombre muy simpático. El chico preguntó por la familia que había vivido allí años atrás. El hombre respondió que siempre habían vivido allí, que eran los mismos. Consternado, el joven le preguntó:

-¿Cómo han conseguido mejorar este lugar y sus vidas de forma tan extraordinaria?

-Teníamos una vaca,- respondió entusiasmado el hombre-, pero un día nos la robaron. Entonces nos vimos en la necesidad de hacer cosas nuevas y desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos. Fue así como alcanzamos la prosperidad

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