Jueves Mayo 26, 2011.
La culpa no ayuda, el arrepentimiento si.
La culpa genera la impresión en la mente de que uno es eterna e intrínsecamente indigno, lo cual no es cierto para nadie. Es más productivo el arrepentirnos de las cosas negativas que hayamos hecho seguido por la aspiración de no repetir los mismos errores, el ser mejores en el futuro y, si es posible, reparar el daño realizado.
El punto principal es el de evitar intencional y maliciosamente dañar a otros. Sin embargo, si llegaras a causar el sufrimiento a otros como resultado de tu propia confusion, deberías de culpar a la confusion, no culparte a tí. No eres tu confusion, ni tu enojo, ni tu apego, de la misma manera que no eres la gripa, la fiebre o la malaria que te pudieran afectar. Simplemente estás momentariamente afectado por estas condiciones. Siempre hay el potencial para el cambio.
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