“Caen las hojas.
La venda de tus ojos
acompañándolas”
¿Acaso duda la hoja en caer cuando llega el otoño?
Párate y observa. ¿Cuántas hojas aún conservas en tu copa?
¿Acaso duda el agua de la montaña en bajar río abajo para llegar al mar?
Párate y observa. ¿Cuántos abrazos has reprimido por temor a recibir una tormenta?
¿Acaso duda la contracción en el momento del parto que su distensión ayudará al nacimiento de un nuevo ser completo?
Párate y observa. ¿Cuánta rabia se ha estancado en ti sin que le hayas dado la posibilidad de transformarse en un sentimiento nuevo?
¿Acaso duda el recién nacido que su llanto será recompensado con alimento?
Párate y observa. ¿Cuántas lágrimas guardas aún ojos adentro esperando una madre que te sustente?
¿Acaso pide permiso el sol para lucir cada mañana?
Párate y observa. ¿Por qué pides permiso a tu mente para dar lo mejor de ti mismo, tu brillo singular, tu verdadero sentimiento?
¿Acaso pregunta el corazón para bombear sangre a las venas?
Así, ¿por qué dudas tú en vivir la vida que te corresponde?
Párate y observa: no rompas el ritmo vital de la naturaleza.
Permite que la vida sea dentro de ti puro movimiento, el vaivén entre la fuerza y el recogimiento.
Pues la vida no necesita pedir permiso, la vida simplemente se manifiesta.
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