Se dice que Dios creó el mundo a partir del sonido y como el sonido y la música fueron dados a los hombres por los dioses, será siempre la música, en sus sonidos, donde el hombre encontrará su yo profundo. En la selva del Perú, los curanderos o chamanes utilizan el canto o melodía denominado «icaro», que es parte fundamental del quehacer curanderil de la Amazonia. La melodía del «icaro» es captada por los chamanes a través de sueños, visiones y estados de conciencia inducidos por brebajes de «plantas maestras». La melodía que cantan es la forma de invocar la presencia de la «madre» de la planta: «Madre Ayahuasca», esta madre es equivalente al alma o espíritu del ser humano. Los «icaros» que utilizan los curanderos tienen una letra muy simple, y aluden a elementos del paisaje local a los que se atribuye poder o simbolismo. En nuestros días en muchos «icaros» se encuentran alusiones bíblicas que evidencian el sincretismo cultural en el que se funden creencias del cristianismo y de las antiguas culturas americanas. La mayor parte de los «icaros» está escrita en castellano, quechua y otros dialectos, según la procedencia de los maestros más antiguos, aunque algunos son sólo melodías monocordes y muy repetitivas.
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