Sábado 28 de enero, 2012.
Extractos del preámbulo de Matthieu Ricard en “Reciclaje – de herramientas prehistóricas a la avalancha de los desperdicios” de Didier Ruef.
Algunos animales han aprendido a usar y hasta modelar herramientas rudimentarias. El Homo habilisgeneralizó la fabricación de herramientas y el Homo sapiens elevó su producción a un nivel de sofisticación poco imaginable. El número, complejidad y potencia de estas herramientas son tal que el impacto de su uso en las vidas de los humanos y otras especies de seres vivientes en el planeta se han incrementado exponencialmente repecto a lo que el hombre hubiera podido lograr sólamente con sus manos.
Estas herramientas han permitido a los hombres construir catedrales, navegar los mares y mandar cohetes a la luna. Me han ayudado a mí cuando vadeaba las aguas del lago Kokonor en el noreste de Tíbet, el único ser humano a millas a la redonda, y poder hablar con mi madre de 85 años mientras se encontraba sentada tranquilamente en la campiña del suroeste de Francia y todo esto gracias a un pequeño dispositivo metálico compuesto por mecanismos complicados que en el medioevo me hubiera hecho pasar por brujo con peligro de ser quemado en la hoguera.
La fabricación de una herramienta al principio consistía en la modificación y ensamble de objetos naturales para ayudar al hombre hacer las cosas mejor y más rápido que con sus propias manos. Cuando ya no eran útiles estas herramientas y productos que habían sido fabricados, se descartaban y regresaban a la naturaleza. Un milenio más tarde, solo los objetos hechos por materiales duros como la piedra han dejado rastros duraderos.
Luego el hombre aprendió hacer fuego, extraer metales de las menas, mezclar sustancias y producir compuestos con nuevas propiedades. Estos eran frecuentemente abandonados en el medio ambiente contribuyendo a cambios de diversas maneras, comúnmente de manera impredecible y a veces con consecuencias dañinas en el corto o largo plazo.
Continuará ...
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