10/8/10

El no identificarnos con nuestro sufrimiento, de Matthieu Ricard

Usualmente nos identificamos comple_ tamente con nuestro sufrimiento y nos hacemos uno con él. Sin embargo, cuando más nos atormenta, no somos nuestro sufrimiento de la misma manera que no somos la enfermedad cuando estamos afligidos por una dolencia.
Para lograr una plena realización en esta vida, es más importante entender que el sufrimiento es una enfermedad que nos afecta a todos en diferentes grados. Sin embargo, algo en lo profundo de nuestra mente permanece inalterado. Debemos, por tanto, desarrollar una atención consciente en cuanto a que aspecto de la experiencia se ve afectada por el sufrimiento y que aspecto de nuestra mente permanece sin afectar.
Lo que nos agobia es una sucesión de sensaciones y pensamientos que nos llevan a aislar un aspecto de la realidad al que luego se le permite convertirse en nuestra única preocupación, como resultado, no se le da la importancia debida. Para eliminar esta carga debemos entender de mejor manera lo que dentro de nosotros permanece intocable por el sufrimiento.
Más allá de la sensación de dolor, existe la presencia simple, pacífica y alerta en el centro de nuestra experiencia. Esta presencia no es una entidad misteriosa. En cambio, es la cualidad fundamental de nuestra atención consciente que nos permite experimentar al mundo y a nosotros mismos. Si decidimos voltear hacia dentro de nosotros y morar ahí, su presencia abierta actuará como bálsamo para nuestros tormentos, permitiéndonos recuperar la paz interior.
Cuando somos confrontados por emociones y sensaciones poderosas, nuestra mente, muy comúnmente, se ve a sí misma robada de su libre albedrío. Una investigación exhaustiva de los mecanismos tanto de la felicidad como del sufrimiento y un mejor entendimiento de cómo trabaja nuestra mente, combinado con un entrenamiento metódico de la mente, nos puede gradualmente, ayudar para la liberación.
Los eventos y el comportamiento de otros permanecen en su mayoría más allá de nuestro control. Lo que si podemos influenciar siempre es la manera de cómo los experimentamos. Al ser capaces de superar nuestra experiencia autocentrada del sufrimiento, podremos entonces tomar una multitud de proyectos constructivos en la vida tal como es el ponernos al servicio de otros.

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