8/12/11

Toma mi mano - Teresa B.

Toma mi mano.

Siente como fluye el univero entero.

Siente la línea del tiempo irradiándose  por tus venas.

¿Acaso el pasado existe?

¿Acaso el futuro?

Toma mi mano y siente, en ese tacto amoroso, la vida desparramándose a  borbotones en este instante inmaculado.

Mírame.

¿Acaso me veías antes?

Y, sin embargo, Yo ya existía previamente a tu mirada.

¿Acaso existiré después de la misma forma en que existía antes de que tus ojos me reconocieran?

Después ya no seré el mismo. Me habrás transformado y seré otro nuevo, amplificado.
Mírame y siente. Soy tu reflejo hecho materia.

Soy tu guía, tu mapa, tu misma presencia desglosada.

Ahora, en estos ojos analfabetos, estás contenido tú y el todo, como muestra perfecta de de un universo unificado.

Bésame.

¿Acaso tus labios son ahora sólo deseo, búsqueda y contacto?

¿Acaso habías besado jamás sin anhelo de exclusividad y posesión?

Tus labios son ahora una puerta abierta a la esperanza del presente pacificado.

Ábrelos y recoge ese beso que tú mismo te brindas en mi beso. Ese beso que te habla del fin de un doloroso trayecto.

Besa los besos para que esos besos besen más besos. Que los besos saben más que las palabras. Porque el significado último de las palabras contenidas en un beso auténtico son el silencio, el vacío, la nada. Y la nada te libera del yugo de los apegos, las espectativas y los cuerpos.

Toma mi mano, mírame y bésame, que, juntos, podremos dar las gracias por este nuevo espectáculo que fluye en nuestras entrañas. 

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