Para llevar a cabo esta tarea, debemos empezar por calmar a nuestra mente turbulenta. Nuestra mente se comporta como un mono cautivo que, en su agitación, se enreda cada vez más en sus ataduras.
De la vórtice de nuestros pensamientos surgen primero las emociones, luego los comportamientos y cambios de humor y finalmente los hábitos y la personalidad. Lo que surge espontáneamente no necesariamente produce buenos resultados, no más que pensar que lanzando semillas al viento resultará en buenas cosechas. Así que tenemos que comportarnos como buenos campesinos quienes preparan sus campos antes de sembrar sus semillas. Para nosotros, esto significa que la tarea más importante es la de lograr la liberación mediante la maestría de nuestra mente.
Si consideramos que el beneficio potencial de la meditación es el de experimentar al mundo cada momento de nuestras vidas de una nueva manera, entonces no parecería excesivo el dedicar veinte minutos de nuestro día a conocer mejor a nuestra mente y entrenarla hacia este tipo de apertura. El logro de la meditación se podría describir como el estado óptimo de ser o como la felicidad genuina. Esta felicidad verdadera y duradera es una profunda sensación de haber realizado el máximo potencial de sabiduría y logro que tenemos dentro de nosotros. Trabajar en pos de esta realización es una aventura en la que vale la pena embarcarse.
De la edición de Septiembre 2010 de Shambhala Sun “Como Meditar”.
Extractos tomados del libro “El Arte de la Meditación” de Matthieu Ricard, publicado por Ediciones Urano © 2009.
De la edición de Septiembre 2010 de Shambhala Sun “Como Meditar”.
Extractos tomados del libro “El Arte de la Meditación” de Matthieu Ricard, publicado por Ediciones Urano © 2009.
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