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Kushinagar, donde el Buda pasó al Paranirvana - Matthiey Ricard

Domingo Marzo 13, 2011.

Kushinagar es el lugar donde el Buda Shakyamuni entró al "Mahaparanirvana", la "gran trascendencia del sufrimiento". Cuando llegó a los ochenta y un años, el Buda dió una enseñanza en el Pico del Buitre en Rajgir, luego se encaminó junto con su sobrino hacia el norte a Nalanda y después a Vaishali, un lugar que comúnmente visitaba y donde dió las primeras enseñanzas acerca de la verdad última, así como también fue donde dió una de sus últimas enseñanzas.

Cuando el Buda llegó al lugar llamado Pava, Kunda, el hijo de un herrero, le ofreció una comida que contenía carne. El Buda aceptó la comida y pidió que nadie más la compartiera. La razón era que la carne estaba "mala" y esta se volvería una causa circunstancial para enfermar al Buda. Había llegado el momento de que el Buda abandonara este mundo aún y cuando era capaz de prolongar su vida. Le dijo a Ananda que el mérito de ofrecer la última comida a un ser iluminado equivalía al mérito de ofrendarle comida un poco antes del momento de su iluminación.

Cuando el Buda y sus seguidores llegaron a Kushinagar, el Buda se dirigió a una arboleda de salas (Shorea robusta, tipo de árbol asiático) que pertenecía al líder de una caravana de comerciantes devotos del Buda. Ahí, entre un par de árboles inusualmente altos, Shakyamuni se recostó sobre su costado derecho en la postura del león y viendo hacia el norte.

Cuando le preguntaron al Buda de porque había escogido Kushinagar para morir contestó que había tres razones. La primera era que Kushinagar era el lugar apropiado para la enseñanza del Sutra de Maha-Sudassana. La segunda era por una persona llamada Subhadda a quien el Buda estaba enseñando aún y que luego se convertiría en Arhat. La tercera era que en Kushalnagar habitaba un muy sabio y respetado viejo Brahmin llamado Doha quien sería capaz de mediar entre todos los discípulos y reyes que inevitablemente pelearían en como compartir las reliquias del Buda. La nobleza de Kushinagar, enterada de la inminente muerte del Buda, lo visitaron en señal de respeto. Entre ellos se encontraba Subhadra, un muy respetado Brahmin de 120 años, pero a quien Ananda le había negado la ordenación monástica. De cualquier forma, el Buda llamó al Brahmin a su lado, le contestó sus dudas acerca de las seis doctrinas erróneas y le reveló la verdad de las enseñanzas budistas. Subhadra le pidió unirse a la sanga siendo el último monje ordenado por Shakyamuni. Subhadra se sentó cerca de ahí a meditar obteniendo rápidamente el estado de un arjat para luego alcanzar el Paranirvana poco tiempo después que Shakyamuni.

A medida que la tercera noche en vela se acercaba, el Buda preguntó tres veces a sus discípulos si les quedaban dudas respecto a sus enseñanzas o acerca de los lineamientos de la disciplina. En respuesta sólo hubo silencio a lo que el Buda ofreció la ya famosa frase: “La impermanencia es inherente a todas las cosas. Trabajen en pos de su libertad con diligencia.”. Entonces, tras pasar por las absorciones meditativas, Shakyamuni entró al Mahaparanirvana. La tierra tembló, las estrellas recorrieron el cielo, el cielo en las diez direcciones estalló en llamas y el aire se lleno de música celestial. El cuerpo del maestro fue bañado y vestido una vez más, luego envuelto en más de mil velos y colocado en un ataúd con sustancias preciosas.

Durante siete días tanto dioses como humanos realizaron ofrendas, entre flores e incienso y en una gran procesión, llevaron el ataúd al sitio de cremación. Una pira de madera delicadamente perfumada con aceites fragantes fue construida pero cuando algunos de los discípulos trataron de encenderla, esta no encendía. Uno de los discípulos del Buda que tenía clarividencia les dijo que la razón de que no encendiera era que el gran discípulo Mahakakyapa se encontraba en camino con 500 estudiantes para rendir homenaje al cuerpo del Buda y que el fuego no prendería hasta que él llegara. De hecho cuando Mahakakyapa por fin llegó y se postró en señal de respeto la pira estalló en llamas de manera espontánea.

Al terminar la cremación, las cenizas fueron examinadas para buscar reliquias. Solamente encontraron un hueso del cráneo, los dientes y las mortajas internas y externas. Al principio, los “Mallas” de Kushinagar se sintieron muy afortunados de haber recibido las reliquias del Buda, sin embargo, los representantes de los otros ochos países que constituían a la antigua India reclamaron también las reliquias. Los ocho representantes tomaron su parte y las llevaron de regreso a cada lugar de origen donde construyeron stupas encima de ellas. Pasado un tiempo, estas reliquias fueron subdivididas de nuevo después de que Ashoka decidió construir 84,000 stupas. Hoy en día, estas se encuentran contenidas en diversas stupas esparcidas por toda Asia.

Actualmente en el lugar donde el Buda alcanzó el Paranirvana, en un hermoso parque, se encuentra un moderno santuario erguido por el pandita Nehru en donde se alberga una gran estatua de color blanco del Buda (fotografía 1) que fue traída a Kushinagar por el monje Haribhadra, el presunto fundador de la Universidad de Nalanda, durante el reinado del Rey Kumaragupta (415-56 Era Actual). Cuando esta estatua fue descubierta durante el final del siglo pasado, esta se encontraba dañada, pero hoy en día ya fue restaurada. A unos cuantos metros de este lugar, se encuentran las ruinas de una gran stupa llamada Ramabhar que marca el lugar de la cremación.



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