31/7/12

La Cura Anti-Narcicismo: Usando la Crítica como Maestro - Matthieu Ricard


Jueves 26 de Julio, 2012.

El gran maestro tibetano, Dilgo Khyentse Rinpoche (1910-1991), comúnmente enseñaba como usar la crítica como método para mejorarse a uno mismo en lugar de sentir que lastimaron a nuestra auto estima.

“Cuando te critiquen, acéptalo como una oportunidad para reconocer tus fallas ocultas e incrementar tu humildad.  La crítica es como un maestro, destruye el apego y el orgullo.  Si lo integras al camino, las palabras ásperas y la culpa inspirarán tu práctica y fortalecerán tu disciplina.  ¿Cómo, entonces, puedes más que desear pagarle con bondad a aquel que te ha criticado?

La felicidad y el sufrimiento que vienen del halago y de la crítica son efímeros.  Cuando te ofrecen un cumplido, en lugar de sentir orgullo, simplemente considera el halago como algo que escucharías en un sueño o una fantasía.  Repítete a tí mismo que el objeto del halago no eres tú sino las buenas cualidades que pudiste haber desarrollado a través de la práctica espiritual.  En realidad solo los seres sublimes que han obtenido la liberación son merecedores de halagos.

Sin embargo, nos entusiasmamos cuando somos halagados, aún y cuando se nos atribuyen cualidades que no poseemos.  Como dice el dicho ‘aquellos que siempre están de acuerdo con nosotros nos hacen sentirnos bien pero no nos ayudan en el desarrollo de nuestras cualidades espirituales.’  Aquellos que nos hacen notar nuestras faltas y nos enseñan como manejarlas son los que realmente nos ayudan.  Es mediante el constante martilleo y fusión que se puede refinar el oro.  De la misma manera, el continuamente reconocer nuestras propias fallas y siguiendo las instrucciones de un verdadero maestro es como seremos capaces de transformar nuestras debilidades y cualidades negativas en herramientas para el camino a la liberación.

Cuando un agitador es identificado y aprehendido, la paz regresa al pueblo.  De similar manera, cuando nuestras fallas son reveladas por un maestro verdaderamente compasivo, permitiéndonos reconocerlas y erradicarlas, la paz regresa a nuestro ser.  Un verdadero maestro espiritual habla francamente dando en el blanco de nuestras fallas para luego así, guiarnos en el camino correcto.”

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