4/11/11

Declaración de Principios -- Teresa B. (Septiembre 2011)

No quiero comerme el mundo.

Sólo  quiero poder digerirlo sin atragantarme.
Saborear cada llanto, cada sonrisa, cada beso, cada abrazo y también cada desengaño.
Depurar en las vísceras el líquido vital, viaje al infinito de uno mismo.
Explotar de júbilo con vosotros, los que queréis vivir, y con vuestra intención de felicidad para favoreceros vuestro sueño y su materialización.
Quiero fortalecer el hígado y su llanto silencioso.
Resumir la vida a un único punto de vacío donde quepa el universo entero y dejarme caer amorosamente arropada por las lágrimas que purifican, despertando de la ceguera que nos ha apartado de lo auténtico, de lo valioso: ese latido intermitente que nos avisa de que aún estamos vivos y podemos seguir amando.
  
 No quiero mirar.
 Quiero ver y comprender.
 Asimilar los recuerdos y trasmutar su energía en una nueva fuerza creadora.
 Descubrir lo eterno en el instante efímero, bailando serena con el presente, pasado y    futuro, destinos de ese único punto donde quepamos tú, yo y también los otros, fiel reflejo de nuestras dudas y nuestros miedos.
 Quiero declamar al viento ese nuevo verso exprimido de lo mejor de mis silencios, de aquello que nunca fui capaz de decirme frente al espejo.
 Y liberarme en esa única verdad que todo lo abarca y todo lo sabe.  Quiero pedirme audiencia y dictar mi propia inocencia, aunando juez, víctima y verdugo.

   Quiero consentirme el derecho a equivocarme,
   y el deber de disfrutarme,
   el calor de quererme,
   con pasión,
   con orgullo,
   con deleite,
   con ternura,
   con la libertad de cátedra y de vacaciones por asuntos propios.

  Que al final
             estaré sentada
                             en el regazo del abismo
                                                 sola ante mi sombra
                                                                                                                           
                                                           para responderle                                                                    
                                                                    si ha valido la pena
 pasar por esta vida
                             II
No quiero    que el mundo se rinda a mis pies
Quiero ser parte de los pies del mundo;
para conducirlo, aligerar su peso y sostenerlo.
Quiero sentir las piedras en el camino y retirarlas con perseverancia y firmeza.
Que la ley de la gravedad me permita ser copa, tronco y raíces,
aguacero en agosto y sol radiante en diciembre,
ser la mano que tienda la fruta jugosa al pobre sediento del camino
y compartir ese destino fruto de la eclosión de nuestros sueños reprimidos

No quiero una libertad de sentencia.
Quiero aprender a ser libre,
recoger el fruto de mi esfuerzo
salir al ruedo con la piel curtida, el rabo alto y la sangre limpia
para conseguir el indulto del torero,
por bello, por valiente y por auténtico
ser parte del espectáculo de este mundo
que ahora gira, abierto, a la velocidad de una sonrisa.
No quiero ignorar mis miedos.
quiero jugar con ellos, dialogar,
extender las cartas y jugar a pecho abierto
sin temor a pérdidas o ganancias

Porque yo vine aquí sin nada
y sin nada quiero irme
sin miedo
             sin desamor
                               sin sufrimiento
                                                  sin cargas
                                                                sin estruendos
                       sólo sintiendo el último instante como el primer aliento
 

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